Un buenos dias en un Domingo cualquiera

¡Huh!, grité en la mañana mientras aletargado me doy cuenta que no estaba en Guadalajara, al parecer tuve una pesadilla. Abro solamente el ojo izquierdo, el enfermo, y noto que no hay lagañas, ni irritación, ni vista borrosa, ni nada; ¡qué cosa tan rara! Y como cuando duermo, paso a preguntarme ¿estaré realmente despierto?. Espasmosamente muevo mi cabeza y con brutalidad me pego en el muro adyacente, “Si, estoy vivo y despierto” me repito mientras dolorido me toco la testa. Consiente de que por acá, en el Caribe, amanece a las cinco de la mañana miró al reloj con desconcierto y el agudo deseo, que gustosamente llamo, “de los cinco minutitos más” espera ver tempranas horas de la madrugada. Ohhh! Pero son pasaditas de la doce, entonces y a partir del chequeo de la hora comienza el litigio de mis dos más famosas voces, discutiendo entre ellas, en guerra abierta por mi atención, creando mi más común dilema. Una voz, dentro de su onomatopeya, me sugiere bajar y cocinar una cantidad considerable de nuggets de pollo. Por otro lado, la voz a la que solía ponerle mayor atención, comienza a argumentar mediante complejos silogismos, axiomas y postulados los beneficios de cerrar los ojos de nuevo, encontrar una posición cómoda y, por si fuera poco, también ofrece una completa planificación del día en base a la procrastinación que promueve. Yo, en cambio, me encuentro en esa fase de modorrismo que me veo a resistir diario por casi una hora y decido enfrentar el dilema con el apoyo de un cigarrillo. Sin siquiera esforzarme, estiro mi brazo izquierdo, tomo el tabaco domingo, los zigzag y rolo torpemente el peor pitillo nunca antes forjado. Lo fumo. Me doy a la tarea de disfrutarlo.Que gané la mejor voz, pienso y me dejó llevar por la comodidad de mi cama, mis tres almohadas, el aire acondicionado y la pinche gastritis...

Tenemos un ganador,
Tengo que comer, e ir al baño...