viernes, 2 de mayo de 2014

Mi conversión al Ciclismo Urbano

Hola, soy Humberto y soy ciclista urbano. Desde hace dos años mi medio de transporte principal es la bici. A decir verdad han sido los mejores años de mi vida. ¡Es increíble lo que pueden hacer unas sesiones diarias de ciclismo urbano para remediar una rutina monótona!

 Nunca fui del tipo atlético. A los 22 años pesaba 50 kilos, medía 1.75m y llevaba más de un lustro fumando en promedio 140 cigarrillos semanales. Tomaba todos los fines con mis amigos y perdía el aliento al subir las escaleras de la universidad, siempre llegaba al salón de clases exhausto.

 Todo cambió cuando empecé a salir con una chica hermosa, Fernanda. Ella andaba mucho en bici. Recorría sin problema López Mateos de Providencia al ITESO y de regreso. Su actitud reflejaba libertad, gracia y mucha audacia. También contaba con un cuerpo sano y sexy (es importante mencionarlo, jaja). Para ganarme su corazón compré una bicicleta y empezamos a salir mucho en ellas. Íbamos a festivales, parques, restaurantes, paseos nocturnos y la vía recreativa. La relación duró por ahí de 6 meses, tuvimos que separarnos. No obstante, yo continué mi amorío con la bicicleta.

Mi bici empezó a hacerme la vida más fácil. Todo mi estilo de vida cambió, hice a un lado varios aspectos negativos de ella, como las depresiones. También dejé de fumar. Inclusive vendí mi hermosísimo Jeep de 1992, que consumía la mayor parte de mi ingreso en gasolina, mantenimiento y reparaciones. Para dar una idea, mis gastos mensuales en ese auto rondaban los 4,000 pesos. 2,400 de gasolina más 800 pesos de estacionamiento en el trabajo y el resto se iba en gastos de mantenimiento y reparaciones. Era una locura, todo mi dinero se iba en ese vehículo.

Al igual que dejar de fumar o aprender un idioma, moverse en bicicleta por las calles de Guadalajara de forma segura requiere de mucha voluntad y de hábitos que día a día se van puliendo. El secreto está en diseñar bien las rutas que uno tomará, en ir disfrutando de la ciudad con paciencia y en usar ropa vistosa para los conductores (como un chaleco de esos industriales). Al principio recorría 15 km diarios en bicicleta, en su mayoría arriba de la banqueta y a una velocidad promedio de 12 kilómetros por hora. A pesar de lo lento que era pedaleando en esos días, mis viajes al trabajo o a la universidad no distaban tanto de mis tiempos de transportación en coche. Al llegar al trabajo siempre me cambiaba la playera por una camisa, sacaba unos zapatos de la mochila y me daba una peinada, mucha gente ni notaba que venía en bicicleta.

Actualmente ya no me subo a las banquetas, recorro más de 50 km diarios a una velocidad promedio de 30 km por hora. Mis trayectos sorpresivamente son mucho más rápido que en coche. Amo andar en bicicleta, y todo ciclista es mi amigo. El ciclismo urbano me ha dado tanto que no tengo idea como hacer lo mismo por el.

Hoy para mi, el moverme diario en bicicleta implica muchas cosas: mantengo una dieta muy sustanciosa; entreno antes y después de pedalear para mejorar mi rendimiento (y lograr un nivel de competencia); resulto ser más atractivo e interesante que antes para las muchachas; a diario segrego grandes cantidades de endorfinas y adrenalina ☺ y mis acciones en todos los ámbitos están dirigidas en mantener un buen karma para evitar choques y fricciones (del todos tipo y principalmente con los autos).

Si tu, lector, quieres aprender más del ciclismo urbano, quieres cambiar tu vida como yo, o simplemente tienes dudas de que requieres para moverte en la ciudad en bicicleta, anota mi correo y ponte en contacto, seguramente mi experiencia como ciclista podrá abonar algo a la tuya.

 Agradezco su atención y les deseo la mejor de sus pedaleadas.

Humberto Castellanos
Internacionalista, Ciclista urbano y Emprendedor.

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